Tenía por aquí esta imagen
de Clytra laeviuscula desde hace tiempo, creo que nunca la he
utilizado en el blog, el caso es que ilustra un poco el estado en el que me han
hecho sentir los últimos meses.
Aunque afortunadamente
ayer me confirmaban que dejaba de estar en la cuerda floja, lo veo por el lado
positivo, me he quedado con una experiencia muy enriquecedora de todo este
proceso innecesario y muy costoso.
En el mes de julio he
pasado diez días de aislamiento en una habitación hospitalaria, las reacciones
del entorno y de profesionales…, daría para muchas páginas. La restricción de las
visitas, lo mal que lo pasaban con mascarilla y que solo se enteraron las
personas a las que tuve que pedir favores varios… Mantuvo la situación a raya.
De las torturas varias no
voy hablar, lo que importa es que los cultivos de muestras de pulmón y otros que,
han sido mimados y alimentados en un ambiente favorable, durante tres meses; me
han dado la razón.
El título real de esta
historia sería: “De cómo he pasado de
estar en la cuerda floja, a una risa floja.”
No ha sido por los
resultados, aunque ayudaron, ha sido por la
cañita de muérdago que descubrí pegada, con un celo, encima de la puerta de la
consulta de neumología. Me imagine un profesional serio, de esos que siempre
tienen una mirada que te hace pensar que estás muy grave, con su hoz de oro…,
cortando el muérdago y confiando más en una planta mágica que en la medicina.
Así que hoy os propongo
que siguiendo la tradición celta, coloquéis una ramita de muérdago en la
entrada de vuestras casas, símbolo de paz y potente amuleto protector contra
rayos, enfermedades y espíritus maléficos varios…, creo que también sirve para
medidas gubernamentales.