Si la única imagen que existiese
en mi cerebro de la Garza real Ardea cinérea,
fuese esta, diría que es un bicho casi
tenebroso, desgarbado y feo que, mete miedo con ese pico exagerado y esa mirada…,
tal parece que te fuese a ensartar como si fueses una aceituna.
La realidad la conforman
muchas otras imágenes, en mi cabeza predominan las de esa silueta esbelta, la
elegancia, el equilibrio de colores, la quietud y tranquilidad de ese guapo
animal robusto y poderoso.
Muchas veces pienso que
todos los que plantean exterminar a los animales, padecen de alguna enfermedad mental
que les impide ver la realidad y la distorsionan.