Una pequeña mancha de
bosque maduro, es una especie de panacea para un aficionado a la naturaleza,
con la sola visión de lo que te rodea te olvidas de los achaques.
Sin entrar en la importancia que tienen para
el suelo, en como regulan hidrológicamente u otros aspectos de su influencia
medioambiental, este tipo de bosques, como hábitats para los animales, son una
maravilla.
Para la fotografía que suelo
hacer, cámara en mano y sin iluminación, no son tan maravillosos; contrastes
muy fuertes de luz, zonas sombrías que obligan a hacer fotografías a ISO muy
altas, en algunos casos, al límite.
Todos los ejemplares que
os pongo en esta entrada, son vecinos del Pico mediano de la entrada anterior.
Uno de los ocupantes de
los numerosos huecos que mostraba este viejo robledal, el Trepador azul Sitta europea; en estas fechas está muy
atareado en sacar adelante a sus polluelos, la simple observación de sus idas y
venidas, hace que se descubra el nido que con esfuerzo ha confeccionado. Podéis
ver como lo hacen en la entrada: El
Trepador azul, trabajando duro.
No solo se alimenta a los
pollos, hay que limpiar el nido y sacar los sacos fecales; se hace para
mantener la higiene y evitar que el olor de pistas sobre la presencia del nido.
Se enfadó conmigo y me
hizo apartar de la base de un viejo roble, el Carbonero garrapinos Parus ater; un agujero entre las raíces del
árbol le servía de nido. Un furibundo e insistente aleteo, en principio pensé
que era un pollo pidiendo comida, me hizo ver que molestaba. En otra entrada del
blog se puede ver un nido del Carbonero
garrapinos.
¡Qué maravilla de fotos!
ResponderEliminarSaludos
Gracias, me alegra que te gusten Un saludo
Eliminar