Pues ya le tenía ganas a
la Esfinge de la calavera Acherontia
atropos, se puede decir que me picó en la ventana; como suelo ser ajeno a
las supersticiones le abrí para que entrase, un día después continúo vivo y
escribiendo.
Es curiosa la reacción del
personal con los bichos, algunos se lo deberían de hacer mirar; otros
conocedores de la importancia del hallazgo, no se quisieron perder la ocasión
de ver esta especie; procede de África tropical y ha recorrido muchos
kilómetros hasta llegar a nosotros.
Las esfinges son denominadas así por la postura
que pueden adoptar en su fase de oruga, se les encontró cierto parecido con la
Esfinge de Tebas; a esta, la denominación de la calavera o de la muerte, se le
ha endosado por el dibujo que tiene en el dorso.
No intentar ver la
calavera que se le puso a esta esfinge en el cartel de la película “El silencio de los corderos”, esa
calavera, es del retrato surrealista de Dalí, “In Voluptas Mors”; el artista,
está posando junto a un cráneo grande, compuesto por siete desnudos; obra realizada con la colaboración del genial
fotógrafo Philippe Halsmann.
El sambenito de la muerte,
lo lleva doblemente en el nombre
científico, Acherontia por el río
Acherón que llevaba las almas al lago llamado Acherousia. Atropos, era el nombre de una de las tres Moiras de la mitología
griega; inexorable o inevitable, ella era quien cortaba el hilo de la vida.
Este esfíngido emite un
zumbido agudo defensivo al ser atacado o molestado, doy fe; es uno de los pocos
que se conocen con esta capacidad.
Si a todo lo anterior
añadimos que es de costumbres crepusculares y nocturnas, podremos entender su
mala prensa.
El bicho no es responsable
de nuestros miedos, ni de que no asumamos la muerte, como un proceso natural de
la vida, tiene una vida muy corta como adulto, de veinte a treinta días.
Después de prestarse para
la sesión fotográfica, voló libremente.
Yo no soy supersticiosa... susurrale al oído que vuele hacia aquí. Saludos.
ResponderEliminarLa he perdido de vista en la espinera, si la vuelvo a ver ya le diré. Saludos
EliminarEs un bicho fascinante, el sonido que emite, tanto para defenderse como cuando emprende el vuelo no se te olvida, además es enorme, y la guerra química que improvisa para robarles la miel a las abejas es una historia alucinante.
ResponderEliminarLástima su estúpida mala fama.
Se podrían contar muchas cosas de este bicho, lo de la relación con las abejas es muy interesante. La fama, como tantas supersticiones...Un saludo
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