Una buena parte de los
fines de semana los paso asomando al Cantábrico, me puede el olor a salitre, algas,
el aerosol del agua marina que te envuelve, producto del choque furioso de las olas contra las rocas; sonidos bravos,
potentes que algunas veces parecen
mecerte; sentir la brisa o el fuerte viento, la lluvia o el sol; ver los grises
plomizos, azules, turquesas, celaje que cambia cada vez que levantas la vista.
Medicina sin envasar, a granel y sin pasar por caja.
En medio de ese paisaje
cambiante y algunas veces soportando condiciones que parecen imposibles, están
las gaviotas; plantan cara al temporal o saben sacarle partido.
En la playa de la Griega,
entre sombrías y patiamarillas, destacaba una grande y poderosa, es el Gavión
atlántico Larus marinus; imposible no
verlo, tal parece que está subido en un promontorio.
Cerca de donde estoy,
contra ese gris tan…, de nuestro paisaje,
surca el cielo, sin aparente esfuerzo, la Gaviota patiamarilla Larus michahellis, parece que tiene luz
propia y le hago unas fotografías.
Y como hoy va de gaviotas,
lo hago como terapia, ellas no tienen culpa de humanadas; termino con una de
las que más me gusta, pequeña y grácil, la Gaviota Reidora Larus ridibundus. Me ha tenido disfrutando, un largo rato, de su
pericia en el manejo del viento y del
oleaje.
Aquí si que hay material para distinguir los distintos tonos de gris de sus plumas . El que sepa claro.... Un saludo
ResponderEliminarEntre expertos, puede dar incluso para discutir durante días. Saludos
EliminarMe quedo con esa "medicina" tuya, además sabe muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Sabia decisión Un abrazo Belén
EliminarDías, jaja, da para largas semanas...talmente parece que el Sr. gavión está de centinela.
ResponderEliminarLa verdad es que parece colocado para la fotografía. Saludos
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