Este fin de semana se dio el esperado reencuentro con el Tejón Meles meles, las dos primeras noches no hubo suerte, la luna estaba llena y el frío descendente de la montaña se metía en el cuerpo; los veraneantes ya son historia y hay un silencio que permite disfrutar del sonido del bosque.
Al tercer día apareció, parecía un poco receloso; se le oía resoplar para limpiar las fosas nasales de tierra y paja; el olfato le fue guiando a los trozos de pan que estaban situados bajo la luz de un foco, al principio se limitó a coger algún pedazo y comerlo en la zona más oscura.
Como no pasaba nada, el aire lo teníamos en contra , el olor no nos delataba y no había ruidos, pronto tomó confianzas y lo disfrutamos a una corta distancia, desde los dos a los cuatro metros.
El resto que lo cuenten las fotografías.
La paciencia es un arte, pero las fotos lo son aún más. Felicidades
ResponderEliminarGracias, me alegra que te gusten. Saludos
EliminarUnas bonitas fotos como siempre, esta vez del melandru. Saludos
ResponderEliminarGracias y saludos
EliminarQue pasote de bicho, enhorabuena por las fotos Miguel!!!
ResponderEliminarGracias Germán Un abrazo
EliminarVaya pasada, Miguel. De bicho y de fotos.
ResponderEliminarun abrazo
Al tercer día de espera, ya sabes que eso no se ve en las fotos. Gracias y un abrazo David
EliminarTercera noche debía de decir.
EliminarPrecioso, me encantan los melandros. En Inglaterra los está exterminando la administración porque dicen que transmiten enfermedades (falso). Tenemos uno en Catasol que nos hizo un par de excavaciones en el trigo (para coger avícolas supongo) y va dejando letrinas perehí.
ResponderEliminarComen de todo. Menuda fauna que tenemos en esa preciosa finca de producción ecológica. El caso es exterminar, solo queremos los bichos que podemos comer.
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