No estaba cansado, simplemente
hay un paso de montaña que, una vez más, me invita a sentarme entre las rocas; es uno
de esos lugares que tiene una fuerte influencia, una invitación íntima a la
contemplación.
Valles y montañas se
suceden, las rocas aparentemente inertes, están llenas de vida; forman parte de
esos jardines naturales donde multitud
de plantas quieren compartir el protagonismo del paisaje.
Aromas y pensamientos se
entremezclan, visiones que te hacen pensar que nunca estás solo; va cobrando vida el perfil de la montaña y las intuiciones,
se convierten en certezas. No existe la soledad cuando estás rodeado de vida,
el recogimiento…, solo es necesario ante los congéneres carentes de la humildad
y sensibilidad necesaria, para saber apreciar lo que nos rodea.
Una montaña viva, no
necesita de santuarios, el santuario lo es todo; tan solo lo puede mancillar la
mano humana.
Ojos temerosos me contemplan en la lejanía, saben que soy de
una especie peligrosa, dedico un tiempo a pedir perdón mentalmente por la parte
que me toca y reconfortado, continúo con el camino.
Sabes captar bien todos esos momentos mágicos.
ResponderEliminarSaludos.
Una reflexión muy buena...me gusta.
ResponderEliminarSaludos Miguel.
Somos moléculas que bailan
ResponderEliminarGracias amigos. Saludos
ResponderEliminarUyss que pena. ¿Nos ha faltado objetivo no?
ResponderEliminarEs una interpretación como otra cualquiera, intentaba transmitir otras cosas..., está claro que no lo he conseguido plenamente. El objetivo un 400mm, podría haber puesto un multiplicador o aplicar el objetivo 2.0 (caminar en su dirección). La entrada tiene un sentido que..., se podría resumir en que muchos pasan por la montaña y la montaña no pasa por ellos, también es válido para el Blog. Saludos
Eliminarsimplemente precioso
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias Ángeles. Saludos
EliminarNo sé...... No sé...... Veo en la primera foto rebecos y en las otras buitres. ¿ No estarían calibrando tu grado de maduración ? ( en ocasiones, la dureza de la ascensión, nos lleva a tomar posturas poco académicas para recuperar el resuello ). Aunque yo sé que ese no es el caso. Saludos.
ResponderEliminarNo creas Ángel, los años no perdonan, creo que me miraban como posible comida. La tercera es un cuervo y todas están tomadas desde el mismo lugar. Saludos
EliminarReleyendo todas tus entradas que hacía meses no leía. Tengo los blogs un poco abandonados incluyendo el mio. Qué buenas fotos. Qué bonito momento el de la cernícala. Me identifico mucho con esta entrada en la que escribo, esos momentos de soledad en los que sabes que no estás solo, siempre habrá un par de ojos mirando, desde quién sabe dónde, ¿el cielo? ¿el suelo? Yo siempre he estado convencida.
ResponderEliminarUn abrazo Miguel, sigue disfrutando de la naturaleza.
Siempre te acompañan muchas cosas, incluidos los recuerdos.
EliminarGracias por todo y un abrazo Miazuldemar
Evidentemente pertenecemos al mismo templo. Besos.
ResponderEliminarIncluso contemplando ese pedazo de cielo te puedes sentir como el buen augur, envuelto de esperanza… Besos
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