Las Chovas piquirrojas, aves sociales que se recortan contra un cielo
que, parece estar a punto de inflamarse.
En un día tórrido de
agosto, las luces del mediodía hacen que sus plumajes negros parezcan de metal,
las plumas, como cuchillas afiladas.
Los largos picos abiertos,
puntiagudos, rojo infierno que
emite penetrantes y agudas voces;
sonidos que se estrellan en las paredes
escarpadas de las montañas, de retorno,
el eco que parece contestarles.
Las patas, colgando…,
dejan ver esas negras garras que parecen amenazantes.
Resumiendo:
que pasé mucho calor ese día y las fotografías de las Chovas están quemadas.
Seguro que además te lo pasaste requetebien...¿verdad?
ResponderEliminarLo paso requetebien en los paseos, después viendo las fotografías y recordando los momentos y me he divertido mucho con la entrada. No pido más. Saludos
EliminarQuemadas o no, da gusto verlas. Saludos
ResponderEliminarHe de reconocer que a mi me gustan. Saludos
EliminarEso es darle la vuelta a la tortilla, y de una jornada agobiante extraer un buen texto. Este verano hizo muuucho calor. Un saludo
ResponderEliminarNo sé si el texto es bueno, si sé que lo paso bien y es lo único que importa, disfrutar de lo que se hace. Saludos
EliminarPues bien cerca te pasaron, son bien guapas.
ResponderEliminarLas he tenido cerca bastante rato, el resultado ha sido el mismo en todas las fotografías. Saludos
EliminarEsas fotos transmiten muy bien tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con más o menos adorno, he intentado describir el momento. Un abrazo
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